En el corazón de la Sierra de las Navajas, donde la obsidiana resguarda memorias antiguas y el bosque murmura diversidad, se encuentra Mineralito (un refugio vivo en la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Mineral del Chico). 

Pasaremos un fin de semana inmersos en la montaña, en un entorno acogedor y silencioso cerca de Mineral del Monte. Este retiro será una invitación al cuerpo: a soltar tensiones, abrir el pecho, respirar profundo y reconectar con lo esencial. Habrá fuego, cantos, escucha, tierra, y sobre todo: presencia.

"Madurar la Relación con la Madre para Vivir en Plenitud"

Honrar el espacio físico y energético, nos permite acceder a las memorias ancestrales y a toda la información que nos precede ligada a nuestra Madre, portal de entrada a la Vida.

De camino a Tequisquiapan conoceremos Huasca, uno de los pueblos mágicos más encantadores de México, rodeado de bosques y leyendas. En los Prismas Basálticos, la tierra nos hablará en columnas de lava talladas por el tiempo y el agua. Una caminata para contemplar, conectar y agradecer.

En este recorrido visitamos a una comunidad descendiente de los Otomíes o Ñhañhú (la etnia indígena de la zona). 

Nos llevarán por un paseo por el semi desierto para descubrir su esencia recolectora. Descubriremos cactáceas, frutos, plantas, insectos... materia prima para su alimentación, artesanía, salud, arquitectura tradicional, etc. 

Asistiremos a un taller de ixtle y veremos el proceso que siguen para transformar las hojas del maguey en las fibras que confeccionan infinidad de artículos utilitarios y artesanales.

Terminaremos la experiencia con una deliciosa comida a base de platillos típicos tradicionales elaborados con productos locales.

A los pies de uno de los monolitos más grandes del planeta, el encantador pueblo de Bernal nos recibe con su aire místico y su energía poderosa.

Exploraremos sus calles empedradas llenas de color, historia y arquitectura colonial, paseando entre casonas antiguas, templos, talleres y tiendas de artesanías que reflejan el alma de la región.

Durante nuestra visita, recorreremos senderos accesibles que rodean la peña, y quienes lo deseen podrán subir hasta el mirador intermedio, desde donde se obtiene una vista espectacular del paisaje queretano. No es una subida técnica ni difícil, y se puede hacer con calma, en silencio, sintiendo el cuerpo y la piedra.

Un día para estar al aire libre, contemplar, respirar y reconectar con algo más grande.

Viviremos una de las tradiciones más bellas de México desde un lugar auténtico y pausado. Altares, flores, comida, música… una forma profundamente amorosa de honrar a quienes ya no están. Una experiencia que nos invita a reconciliarnos con el misterio de la muerte… y de la vida.

En el corazón de la montaña, en lo más profundo del estado de Guerrero, se esconden las Grutas de Cacahuamilpa, una de las cuevas más impresionantes de América Latina. Formadas durante millones de años, estas cavernas nos invitan a caminar entre estalactitas, estalagmitas y salas inmensas esculpidas por el agua y el tiempo.

Durante nuestra visita, recorreremos a pie un sendero iluminado de más de dos kilómetros, guiadas por la voz de la piedra y el silencio mineral del subsuelo. La experiencia, más allá de lo geológico, es profundamente simbólica: descender a la tierra, a lo oscuro, a lo profundo… y volver a emerger con nuevos ojos.

Este lugar ha sido, desde tiempos antiguos, un espacio ceremonial natural. Allí, bajo la cúpula de roca, se respira misterio, respeto y asombro.

En la imponente montaña Olkeme de Malinalco, las esculturas de Martín García se yerguen como un legado tangible de la cultura mexica. Talladas con maestría, estas piezas arquetípicas descienden de lo más profundo de nuestras raíces, representando la genética ancestral que llevamos inscrita en nuestro ser, transmitida a través de generaciones. 

Malinalco es un pueblo místico, en la falda de una montaña con historia mexica. Con el acompañamiento de Martín, viviremos días de ceremonia, temazcal, conexión con la naturaleza, caminatas conscientes y trabajo espiritual. 

Durante nuestra estancia en Malinalco, nos adentraremos en el corazón del mezcal: una bebida sagrada, artesanal y profundamente ligada a la tierra.

Visitaremos a un productor local que nos abrirá las puertas de sus campos de agave y de su tradición familiar. Aprenderemos sobre el cultivo, la cosecha y la alquimia del mezcal, desde el horno hasta la destilación.

Degustaremos distintas variedades artesanales y disfrutaremos de una comida casera elaborada con ingredientes locales: guisos típicos, tortillas hechas a mano y agua fresca de temporada.

Más que una cata, será un encuentro con la historia y el alma campesina que habita cada sorbo de mezcal.

En los cerros que rodean Tequisquiapan se oculta un tesoro brillante: el ópalo. Visitaremos una de las minas más emblemáticas de la región, donde viviremos la experiencia única de adentrarnos en una mina activa y conocer el proceso de extracción de este mineral iridiscente, conocido como “la piedra del arcoíris”.

De la mano de mineros locales, descenderemos a las galerías y túneles para descubrir cómo se extrae este mineral con herramientas tradicionales y mucho conocimiento ancestral.

Después, podremos buscar nuestro propio ópalo entre las rocas, y si tenemos suerte, llevarnos uno como recuerdo.

La visita termina en el taller para ver cómo se trabajan estas piedras preciosas la joyería artesanal que hacen con ellas. Aprenderemos a valorar su energía, simbolismo y belleza.

Un tour por el cañón del Infiernillo que nos invita a remar a través de paisajes sorprendentes, rodeados por la majestuosidad de imponentes paredes rocosas. 

Sentiremos cómo la naturaleza nos abraza mientras nos deslizamos sobre aguas tranquilas, explorando manantiales de agua termal y recorriendo el cañón bajo un cielo estrellado con tablas iluminadas.

La experiencia en Teotihuacán será mucho más que una visita arqueológica: será una inmersión profunda en la cosmovisión ancestral de Mesoamérica.

Comenzaremos con una visita guiada a la zona arqueológica, donde exploraremos no solo las majestuosas pirámides del Sol y la Luna, sino también conjuntos menos transitados como Atetelco y Tetitla, que aún conservan frescos prehispánicos y vestigios de la vida cotidiana de la antigua ciudad.

Desde allí, iniciaremos una ruta en bicicleta a través de paisajes semiáridos y místicos, que nos llevará a descubrir cuevas milenarias y un showroom donde el conocimiento ancestral se mantiene vivo.

Viviremos una experiencia sensorial con minerales, obsidiana y tejido de mandalas, y aprenderemos sobre el maguey, planta sagrada de México, a través de una degustación de pulque y otras bebidas fermentadas naturales.

También probaremos sabores únicos elaborados con xoconostle (una variedad de tuna ácida y medicinal) y finalizaremos con una comida típica local, sencilla y auténtica, preparada por familias de la zona.

Navegar por Xochimilco es sumergirse en una de las tradiciones vivas más coloridas de México. A bordo de una trajinera —las emblemáticas embarcaciones decoradas con flores— recorreremos los antiguos canales que formaban parte de un extenso sistema hidráulico en la época prehispánica.

Entre música de mariachis, mercados flotantes y jardines acuáticos, descubriremos cómo esta zona ha resistido al paso del tiempo, conservando su identidad como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Xochimilco no es solo un paseo pintoresco: es un viaje a las raíces agrícolas del valle de México, una celebración del agua, de la tierra y de la vida comunitaria que aún florece entre sus chinampas.